Lo que en principio iba a ser una expedición de 8 Todoterrenos, finalmente se convirtió en una "gran" salida de 3 vehículos. Y digo "gran", porque a pesar de no ser un grupo numeroso, la expedición a tierras lusas fue una fantástica ruta donde hubo de todo, acantilados, playas solitarias, bosques, castillos, acampadas, preciosos hoteles rurales... y sobre todo un gran compañerismo y un buen ambiente que reinó durante los 4 días que disfrutamos en nuestro país vecino.
Día 1:
Ya en tierras Portuguesas, entre bonitos bosques de alcornoques, partimos dirección al Atlántico.
Nuestra primera parada, a la sombra, ya que el sol y la temperatura apretaba bastante.
Atravesamos pequeñas poblaciones y algún que otro vadeo divertido
Al mediodía alcanzamos la costa, con unas vistas impresionantes y un termómetro que alcanzaba los 40º
El chapuzón fue obligatorio...
Al intentar alcanzar la playa me adelanto unos metros por un camino con arena muy suelta, al mismo tiempo recibo por la emisora que los dos coches que me seguían se habían quedado atascados... tras varias maniobras consigo dar la vuelta pero al perder la inercia me atasco yo también... así que en un momento estábamos todos enterrados y acalorados...
Palas, planchas, high lift y un buen trabajo en equipo, conseguimos desatascar el coche de la organización que a su vez hizo lo propio desenterrando al resto con ayuda del Whinchie.
Tras unas risas y buenas gotas de sudor, buscamos un pinar cercano con sombra para preparar nuestra comida y darnos un merecido baño.
Proseguimos camino para ya atardeciendo llegar a un precioso acantilado.
Las playas preciosas y solitarias invitaban a refrescarse de nuevo...
Muy cerca del acantilado un bosque nos dió cobijo para nuestra primera noche al aire libre en Portugal
Cena, copa, postre, una buena charla y a dormir...
Día 2
Emprendemos de nuevo ruta circulando siempre cerca del mar
Nada más comenzar nuestra ruta nos topamos con una antigua fortaleza, donde podías ver perfectamente las trincheras defensivas
Seguimos por pistas de arena y tierra
Acompañados siempre de unas vistas indescriptibles
También hubo momentos divertidos con los autos
enigmáticos pasos entre bosques de eucaliptos
Cortafuegos
Y de nuevo, preciosos acantilados
Nos encontramos con muchos vadeos, la mayoría casi secos, pero este en concreto nos dió un pequeño susto, ya que cubría más de lo que aparentaba y el suelo estaba muy fangoso.
De hecho Juan "Hilux", al pasar el último el terreno estaba ya muy removido y la culera de su Toyota se quedo encallado, teniendo que ser rescatado con una eslinga.
No hubo más problemas que el susto, y la matricula del Toy que se había soltado, ya que Juanín, entro bastante fuerte...
momento rescate matricula...
Unos metros más adelante encontramos un pequeño claro en la cima de un acantilado, enclave privilegiado para nuestro almuerzo.
Nos alejamos del mar, para adentrarnos en pequeños pueblos típicos de esta zona.
Seguimos camino entre sembrados para en poco tiempo dejara las pistas para coger asfalto y dirigirnos completamente al Sur, a la población de Lagos
Aprovechamos la noche para dar un paseo por sus bonitas calles y hacer alguna compra
Día 3
Ya en el Algarve tomamos de nuevo polvorientos caminos para adentrarnos en zonas más montañosas y dejar a nuestras espaldas el mar.
Aunque habíamos quedado fascinados por la belleza de las zonas marítimas que este país nos ofrece, los paisajes de montaña no defraudaron en absoluto
Los vadeos seguían sucediéndose, esta vez teníamos una alternativa que cubría menos, pero erea menos divertida...
A lo largo de todo el camino nos encontramos con numeros y pintoréscos pozos de agua
Los caminos muy tranquilos y sencillos a veces nos regalaban alguan trialerilla como esta
Tras un buen rato ruteando, llegamos a la vera de un río, lugar que escogimos para nuestra segunda acampada
Como siempre la mesa y sobremesa, indiscutibles protagonístas...
Amanecimos temprano y con sol que calentaba aún más que los días anteriores, así que el baño en el río era una opción más que recomendable para refrescarnos y encarar nuestra última etapa
Circulamos siempre pegados al río por caminos muy sencillos pero realmente bonitos
Las poblaciones que atravesabamos eran parada fotográfica obligatoría
En nuestra ruta se encuentra un parque minero habilitado como pequeño museo etnológico que ocasionalmente abre sus puertas al visitante
Nos dirigimos hacia tierras Españolas hasta encontrarnos con el Guadiana
Bordeando al Guadiana se encuentra la población de Mértola, curiosa y desconocida, esta población goza de una exquisita y económica gastronomía y de rincones inolvidables, como el castillo y la muralla que coronan este singular pueblo
Un pequeño hotel rural, con una cuidadísima atención al cliente, puso punto y final a nuestra expedición en tierras Portuguesas
Han sido 4 fantásticos días que sin duda alguna repetiremos tan a menudo como nos sea posible, esperando que el resto de las ediciones disfrutemos tanto como en esta última y contemos con una compañia tan agradable.
Un fuerte abrazo amigos